jueves, 29 de marzo de 2012

oigo el mar



Y ahora atrapado en su gravedad, los planetas se replatean dónde está el límite de la felicidad, de querer, incluso si hay límites. Ha visto en las noches más frías, los mayores incendios pero sabe que casualidad o causalidad, nos reinventamos con sábanas...o sin sábanas da igual. El
olor a mar y a amar, el sabor de los besos escondidos, el sonido de palabras como Diez o como Metástasis. Empezó en la orilla, y allí, atrapándonos cada día un poco más por el mar, empezamos a ganar nuestra partida... así se(nos) hizo el amanecer, mi amanecer, juntos, felices.




CGO, todavía